10 de julio de 2011

EL REGALO


Hace unos días, Aliana le decía esto en un comentario "He venido a decirte que, si te apetece dar un paseo, puedes pasar por mi casa. Tengo un regalo para ti. Un besín". Y ciertamente, como no podía ser de otro modo, él aceptó amablemente aquella invitación. Y allí, en aquella casa amiga, unas manzanas más allá o más acá, pudo verlo, su regalo. Y aunque le llenó de alegría su sola visión, sintió también que no era un premio merecido; después de todo, el verano apenas había comenzado y tampoco él había escrito mucho. Pero quizás la razón que más le influyó  para no acpetarlo materialmente fue el no saber dónde ponerlo: hace tiempo que le parece que en su pequeño blog no cabe un alfiler, sólo palabras. Pero hace unos minutos, quién sabe cómo, ha visto el modo de aceptarlo sin aceptarlo, de tenerlo aquí sin tenerlo aquí. No es lo mismo, claro, es sólo una foto del premio; pero es lo que se la ocurrido. Además, de haber aceptado el regalo de Aliana, habría tenido que aceptar poco después el mismo regalo de otras manos; y si uno ya era imposible que cupiera, dos, sencillamente, además de imposible, es que no podría ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario