5 de abril de 2012

"MIRA, MIRA LO QUE PONE EN ESA BOTELLA"

Aunque se considera ateo, allí está él, de pie en lo alto de aquellas escaleras, viendo la procesión. Pero nada puede haber de extraño en ello: está claro que lo teatral, y lo ritual y lo teatral en el fondo comparten un mismo origen, le atrae, aunque sea sólo estéticamente. No es extraño, como tampoco es lo extraordinario de esta historia. En lo alto de las escaleras está, de pie junto a la puerta de una vieja tienda. Mira el escaparate: algunas conservas, también algunas botellas de licor. Y entre todas ellas, una destaca, no sólo por su tamaño, sino, sobre todo, por su nombre. De hecho, un hombre da un codacito a su mujer y le dice: "Mira, mira lo que pone en esa botella".


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