3 de enero de 2012

GUTEN RUTSCH?

Ahora que un nuevo año comienza, mira hacia atrás y ve el año que pasó como el año de los mil conatos de esguince. Bueno, puede que sólo hayan sido tres o cuatro, torpezas típicas de mal peatón quizás: que si un bordillo que se acomete mal, que sin una baldosa que con su ausencia torna la acera peligroso terreno salvaje, que si vaya usted a saber qué.  Sin embargo, es posible que estas palabras no se escribieran de no ser por el último conato, justo el mismo día que el año terminaba. Quién hubiera visto entonces, ligeramente húmeda la acera, resbalar la suela lisa de su zapato. Quién, su pierna izquierda -esa que controla su derecha cerebral- írsele hacia delante media legua.  Quién, en fin, dejando a la voluntad de la parte no consciente de su cerebro -esa que decide, cuando hay premura, lo que se ha de hacer-, rendir su rodilla derecha -esa que controla su izquierda cerebral- el paso y besar el duro suelo. Aún ahora molesta el abductor izquierdo y duele el menisco derecho, pero nada tiene que reprochar a sus reflejos.

2 comentarios:

  1. No suelo reir cuando veo a alguien caer pero, leyendo la descripción del resbalón e imaginando la posición final, unido a la foto que ilustra el relato....
    Espero que estés pronto en plena forma.
    Un beso

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  2. ...Jajaja, ya me río yo por tí, Aliana.

    No, tampoco yo suelo ver graciosa la desgracia ajena, pero de la propia no me importa sacar siempre una escena cómica o un motivo para el optimismo. Y es que saber que mi cerebro funciona tan bien sin contar conmigo, me da mucha confianza para seguir saliendo sin miedo a las traicioneras calles de esta ciudad.

    Un beso.

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