Hasta ahora eran -eso se decía, se comentaba, se rumoreba- los ministros más competentes de la tercera democracia española. A partir de ahora, serán lo que demuestren. Y -¡vaya por Dios!- no lleva cierta ministra una semana con su cartera ministerial bajo el brazo y ya le han tocado la fibra lingüística. Si es que el pobre Nolaaxe no gana para disgustos; ya lo escribió una vez, más o menos con estas palabras: quien juega con la lengua, corre el riesgo de mordérsela. Da igual si "al final es un asesinato", porque no es lo mismo "violencia de género" que "violencia en el entorno familiar". Y lo sabe perfectamente cualquiera que cambie una expresión por otra. ¿Los motivos de la minsitra? Pues Nolaaxe se queda sin saberlos, porque no es adivino.
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