5 de noviembre de 2011

UN LIBRO PARA VAN GOGH

Cerca de la estación buscan un lugar para comer. Como en las viejas películas del cine mudo, miran a través de los cristales. Ven uno, luego otro, siguen un poco más allá. No, demasiado lejos ya. Vuelven hacia atrás, al primero de ellos. Nada más entrar, una pequeña estantería con libros llama su atención. Ella le dice, ¿por qué no preguntas si podemos dejarles el  nuestro? Por supuesto, pudieron sin ningún problema. Aunque lo extraordinario no es eso, sino que él llevara un libro encima, por si acaso. ¿Por si acaso qué? Bueno, eso es otra historia.

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