18 de septiembre de 2011

DE(R)ROCHE


Hace unos años ya que la consulta del médico se ha convertido para él en una visita más o menos habitual. Y allí nunca ha dejado de llamarle la atención la particular decoración: el calendario, los bolígrafos, algunos posters, incluso los marcos con las fotos de los hijos parecen, si uno lee las pocas letras escritos en ellos, provistos por multinacionales farmacéuticas. ¿Podría pensar uno que eso es amable generosidad? Lo cierto es que semejante pensamiento a él nunca le rondó la cabeza. En cambio, ese otro que equipara tales presentes a otros presentes con los que uno busca un beneficio, sea el que fuere, siempre le ha acompañado. Y si nunca tuvo ninguna duda del humanismo y la solidaridad de las marcas farmacéuticas, ahora, viendo la situación en Grecia, donde la farmacéutica Roche está dispuesta a dejar de proveer medicamentos para los tratamientos de cáncer a los hospitales públicos, sólo tiene una certeza: ni humanismo ni solidaridad. Y se dice a sí mismo aquello que Jimmy Carter, u otro, le dijo a su contrincante en un debate electoral: "Es la economía, estúpido".

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