15 de julio de 2011

...DÍMELO Y MÁNDAME A LA MIERDA


Quizá sea verdad, quizás sus palabras aparezcan casi siempre como leves vibraciones del aire o suaves pulsaciones del teclado; quizás casi siempre quien habla con él, quien le lee, llegue fácilmente a la conclusión de que está hablando, de que está leyendo a alguien que usa las palabras de un modo tranquilo y nada ofensivo, quién sabe si rehuyendo algo o siendo simplemente "diplomático". Y sin embargo, todo eso desaparece a veces, pocas, también es cierto, cuando decide que lo importante no es sólo lo que dice, sino cómo ha de decirlo para que no quede duda de lo dicho. Y en esos casos, sus palabras aparecen desprovistas de toda delicadeza, acaso dejándose sentir como una bofetada en el rostro de quien las lee o las oye. Quizás eso es lo que le pasó el otro día, cuando simplemente escribió, lacónico y preciso: "Si alguna vez crees que te estoy tomando el pelo, dímelo y mándame a la mierda". Quien las leyó nunca esperó leerlas. Él las vuelve a escribir esta noche, sin desdecirse de ellas: sigue pareciéndole el consejo sincero de alguien que prefiere el silencio a las palabras cautivas.

6 comentarios:

  1. Nolaaxe, quizás quien las leyó no esperó nunca leerlas, y por eso quizás aún se sorprenda más al ver que te ratificas en ellas.
    Quizás por eso, y por dar opción a tu elección, decida permanecer en el silencio, eso antes que usar unas palabras cautivas que tú no sepas entender, valorar o apreciar.

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  2. Al hilo de tu comentario, belkis, vuelvo a leer esas palabras, y no las entiendo sino del mismo modo como las dije. Y es que si yo pensara de alguien que ne toma el pelo en una conversación, probablemente se lo diría y le mandaría a la mierda. ¿Por qué entonces habría de pedir para mí otra forma de actuar? Quizá podría decirlo de otro modo, pero no lo encuentro.

    Un beso.

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  3. Nolaaxe, comparto tu manera de pensar. Me parece un buen consejo.
    Lo peor es resultar salpicado..., por la m..... de otros.
    A veces, puede que sea mejor apartarse
    Besos

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  4. ¿Tampoco tú, Aliana, entiendes mis palabras tal como son?

    No se trata de no resultar saplicado por nada, sino de no querer que los demás se sientan obligados a nada. Y si de alguien habla mal ese consejo, no es de quien lo recibió, sino de quien lo dio, que acepta con él que alguna vez pueda tomar el pelo a alguien.

    Besos.

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  5. Te he entendido perfectamente. Y, como tu dices, prefiero que alguien me mande a la mierda, si piensa que debe hacerlo, antes de que se sienta obligado a mantener ningún tipo de relación incómoda. Valoro la sinceridad, por encima de cualquier otra cosa.
    Lo otro es un añadido de mi sola cosecha, nada que ver con lo que tu dijiste, por supuesto.

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  6. Pues nada, Aliana, entendido queda.

    Besos.

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