11 de enero de 2012

ASCO

Esta mañana la mayoría de las cadenas informativas internacionales daban la noticia del asesinato de un científico iraní que trabajaba en proyectos de enriquecimiento de uranio. Y no le importa si han sido los unos o han sido los otros -¿acaso importa?-, pero le asquea porque se sabe convencido de saber quiénes han sido realmente. Ya estaba asqueado de esta hipocresía occidental desde hace mucho; de que quienes han mirado para otro lado cuando sus aliados han conseguido armas nucleares; de que quienes son los únicos que, en su infinito cinismo, usaron por dos veces la bomba atómica sobre población civil, precisamente por saber cuáles serían sus efectos, pretendan decirle ahora que Irán, y algunos científicos, son el peligro. Y asco le da ver la simpleza de argumentos y la simpleza de conocimientos, si pretenden que la energía nuclear lleva necesariamente al desarrollo de armamento nuclear. Dejemos al tiempo que diga lo que Irán hará. Lo que otros hicieron sabido es, aunque no se quiera hablar de ello.

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