20 de junio de 2011

ÉL SÍ, ALTIVO PORTADOR DE LA CAMISETA DE LA ROJA

Olvidada en alguna carpeta de su equipo, una foto tomada hace poco menos de un año, caída ya la noche y tras una de aquellas épicas victorias de La Roja que alegraron el verano pasado incluso a quienes no pecaban, como él, de futboleros. No fue suya la idea de inmortalizar a aquel galgo -o podenco, que de perros no sabe mucho quien esto escribe-, sino de su acompañante. No recuerda si la dueña mostraba orgullosa en su vestimenta la pasión por los colores patrios, pero ahí quedó, quién sabe si para vergüenza del pobre animal o sólo para vergüenza de los pobres humanos, la afilada estampa, como una sombra en la noche, de aquel perro, él sí, altivo portador de la camiseta de La Roja.

2 comentarios:

  1. Yo me imagino al pobre galgo -creo que en la raza no hay mucha duda- le daría vergüenza pasear así. Es una lástima que su dueña no haya sabido verlo.
    Besos

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  2. A mí, desde luego, me daría vergüenza pasear así a mi perro, si lo tuviera. Pero no acabo de tener claro si esos perros que se ven por la calle humanamente vestidos, pueden sentir vergüenza; ahora bien, que se sentirán incómodos, como nos hemos sentido todos alguna vez de niños ante los intentos de nuestras madres por ponernos ciertas ropas, no tengo la menor duda.

    Pero en cualuier caso, Aliana, como he dicho otras veces, el Hombre tiene una enfermiza fijación por hacerlo todo a su imagen y semejanza: hasta ese punto ha olvidado lo que es.

    Un beso.

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