15 de abril de 2011

OÍDO EN TV.


Va cambiando la televisión de cadena, como tantas veces hace, buscando algo donde posar su interés. Y por alguna razón se queda allí: temas judicales, mezclados, eso sí, con prensa rosa. Y claro, hay mezcolanzas que no pueden dar lugar a nada bueno. Y tenía que suceder que, clamando porque se les reconozca la seriedad de su periodismo, los hechos desmintieran lo clamado. Allí, a pie de sede judicial, una reportera, sin encomendarse a Dios, ni al diablo, ni a la Real Academia, afirma, con la seriedad debida, que fulanita -este sustantivo corre por cuenta del autor- "sólo tenía el 54% de minusvaloría." Acabáramos, ya le han hecho imaginarse la escena y al tribunal minusvalorando en un 54% -supone que son cien sus miembros y la cuenta le sale redonda- a la pobre mujer. Pero no da su imaginación para saber con qué palabras, con qué denigrantes epítetos harían tal cosa. Y en vista de que la reportera no le da mayor importancia y nada aclara a tal respecto, una vez más cambia de cadena.

5 comentarios:

  1. Nolaaxe la fulanita solo "valía" un 54%, son las cosas de la caja tonta y de tanto analfabeto funcional que se llama periodista como se podría llamar cualquier cosa.

    Es muy triste, y de eso algo sabes, el ver en la Universidad alumnos que no saben escribir, el problema es el fallo de la base.

    Son las cosas de esta España nuestra.

    Un abrazo,

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  2. A ver si voy a haber liado en demasía la cosa, Saudades. No, la fulanita en cuestión de la que habalaba la reportera más dicharachera de su propia crónica, lo que sólo tenía era un 54% de minusvalía física.

    En lo demás -esta España nuestra y su amor por los genios autodidactas que uno nunca sabe de dónde salen ni por qué lo hacen aquí-, comparto lo escrito por ti.

    Un abrazo.

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  3. Lo entendía Nolaaxe, en vez de Minusvalía "minusvaloría", mucho portento suelto por la caja tonta.

    Un abrazo,

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  4. Hola niños. Apasionante propuesta Nolaaxe. D. Fernando Lázaro Carreter se dedicó a denunciar el mal uso del castellano en la tv, publicando artículos en prensa y recogidos en una obra llamada El Dardo en la Palabra.
    Saudades, dices que el problema es de base y eso da lugar a pensar que los culpables son los maestros, otros dirán que es la Ley actual o la anterior.
    Confusiones podemos tenerlas todos como humanos que somos; hoy ya ni siquiera es lícito hablar de minusvalías, sino de discapacidades.
    No creo que el problema del uso correcto del habla sea tan solo de maestros de primaria, secundaria o incluso profesores de universidades que estoy segura que demanadan un uso correcto y apropiado del lenguaje. Nosotros no tenemos una tv como pueda ser la BBC que contrata a personas con una dicción del inglés extraosdinaria; nosotros no estamos orgullosos de tener uno de los idiomas más bonitos, ricos en vocablos, extendido por el planeta.
    Nuestro problema es el de siempre. Creemos que lo que tienen los demás es mejor que lo nuestro y de ello no podemos culpar a nadie.
    Sería bueno que la Real Academía Española pudiera poner freno a todo aquel que tenga espacio en un medio que llega todos los rincones, pero creo que estamos a años luz de tal propuesta.
    Un beso
    Kelisidian

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  5. Magnífica obra, Kelisidian, "El dardo en la palabra", con la que yo, dado mi carácter irónico, disfruto como si estuviera en el circo.

    Respecto a de quién es la culpa, está claro que no puede serlo únicamente de los planes de estudios, o de la docencia. No, la lengua, aprender a hablar, es algo que se empieza a hacer antes incluso de ser escolarizado y que se practica, sobre todo, fuera del ámbito académico.

    Para mí es claro que somos todos responsables de cómo se hable: la sociedad, los docentes, los políticos que priman unas prioridades sobre otras, la familia y, más que nadie, el individuo mismo, que a menudo se desentiende de su propia educación.

    Y concluyendo, decir que yo no tendría por importante dotar a los alumnos de excelencia lingüística, ni de un estilo elocuente, ni de complejas herramientas de anáilis sintáctico; pero tengo por imprescindible darles la posibilidad de valerse de la lengua en igualdad de concidiones. Y es que un idioma -olvidemos aquí teorías divinas o naturalistas sobre su origen- es un instrumento social.

    Y la R.A.E, -que limpia, fija y da explendor- bastante tiene con hacer lo que hace, que no es poco: permitir que 400 millones de personas se entiendan, sin grandes dificultades, en un mismo y maravilloso idioma: el español.

    Un beso.

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